martes, 16 de abril de 2013

Hemorroides

Definición 

Las hemorroides son dilataciones de las venas de los plexos venosos de la mucosa del recto o del ano. Si las afectadas son las del plexo superior se llaman hemorroides internas, se sitúan por arriba del conducto anal y se encuentran cubiertas por mucosa. Las del plexo venoso inferior se hallan situadas por debajo de la unión anorrectal y están cubiertas por piel exterior. 

El sistema de drenaje de ésta zona carece de válvulas, y por ello la posición erecta del hombre aumenta la presión en el interior de las venas hemorroidales y por lo tanto predispone a la enfermedad hemorroidal. 

Causas 

Algunas causas que predisponen a padecer hemorroides son: 

Factores hereditarios. 

Estreñimiento que, al forzar el paso de las heces, comprime las venas hemorroidales. 

Diarrea, que puede producir irritación. 

Estar de pie o sentado durante mucho tiempo seguido. 

Embarazo, sobre todo en las últimas semanas. 

También se implica como causa a ciertas anomalías de la microcirculación con comunicación arteriovenosa demostrable. 

El embarazo es la causa más común de hemorroides en las mujeres jóvenes. El aumento de la frecuencia de la hemorroides durante el embarazo se piensa que sea debido al aumento de la presión ejercida sobre las venas iliacas por el útero que va aumentando de tamaño, lo cual provoca elevación de la presión venosa en el interior de las venas hemorroidales media e inferior, las cuales deben drenar su sangre a las venas iliacas internas. Después del embarazo, las hemorroides tienden a desaparecer, aunque pueden empeorar en forma progresiva con embarazos subsiguientes o con la edad. 

En general las hemorroides son primarias al estreñimiento que suele ser secundario a ellas y no viceversa. 

Las ocupaciones sedentarias, los esfuerzos durante el trabajo o el deporte, el mantenerse de pie por tiempo prolongado, y ciertos hábitos alimentarios son el resto de las causas implicadas en la formación de hemorroides. 

Síntomas 

Los principales síntomas son la aparición de un sangrado rectal escaso y molestias al defecar, con secreción mucosa del recto. A veces se puede apreciar una anemia y sobre todo lo más característico es la propia palpación de las hemorroides en el ano, que incluso pueden ser reducidas manualmente por el paciente. 

Como complicación de las hemorroides se puede producir una estrangulación de las mismas con aparición de un color obscuro, debido a la trombosis subyacente, y puede empeorar formándose finas arrugas en la mucosa, que pierde su lustre y aparece muerta. La anemia intensa secundaria a hemorragias abundantes o a la persistencia de la pérdida de pequeñas cantidades de sangre es otra complicación de las hemorroides. 

Diagnóstico 

Para el diagnóstico de hemorroides debemos tener unos síntomas característicos, de sangre y secreciones al defecar, con una inspección anal externa o examen rectoscópico, que confirme la presencia de la dilataciones en el recto. 

Se deben realizar análisis para comprobar la posible presencia de anemia. 

Como el sangrado rectal es el síntoma más común de las hemorroides internas, y aparece también en diversos tumores del colon y del recto es recomendable realizar una recto- sigmoidoscopia, para poder descartar otras enfermedades. 

Tratamiento 

MEDIDAS GENERALES 

Mantener una buena higiene anal y evitar rascar o frotar las hemorroides para ayudar a prevenir las infecciones. 

Corregir el estreñimiento añadiendo fibra a la dieta: frutas, verduras, pan integral, líquidos abundantes. 

Corregir las diarreas. 

Evitar comidas muy sazonadas y el consumo de alcohol. 

Evitar esfuerzos al defecar. Reducir el tiempo de defecación. Utilizar papel higiénico suave o limpieza anal mediante baño con agua tibia 

Aplicar hielo o compresas frías en la fase aguda del trastorno. El frío hará disminuir la hinchazón. 

Darse luego baños calientes en la zona dos o tres veces al día. Esta secuencia frío - calor es una forma de aliviar temporalmente el dolor por hemorroides externas. 

Las hemorroides asintomáticas no requieren tratamiento. Debe evitarse el empujar durante la defecación para disminuir al máximo el sangrado y el prolapso. Los supositorios y los ungüentos rectales son de escaso valor en el tratamiento de hemorroides internas, solo tienen efectos de anestesia transitoria. 

Si las hemorroides prolapsadas son reducibles deberán ser empujadas al interior del recto mediante presión suave, el paciente se debe acostar y reducir la prominencia cada vez que sea necesario. 

Después de la reducción, la inflamación externa desaparecerá. 

Cuando las hemorroides han sido reducidas, podrán mantenerse en su posición mediante compresas. Si el cuadro es muy agudo se aplicarán compresas heladas empapadas con agua Después se prescribirán baños de asiento en agua tibia (nunca caliente). 

Las hemorroides que aparecen después del parto o en el puerperio no deberán tratarse quirúrgicamente sino hasta que haya pasado tiempo suficiente para determinar si persisten o no. 

Las hemorroides que sobresalen al exterior, irreducibles, trombosadas, inflamadas o gangrenadas deberán tratarse mediante cirugía. La cirugía ofrece una solución más rápida de los síntomas y la convalecencia es corta. 

El tratamiento con inyecciones esclerosantes se realiza mediante la inyección de sustancias químicas irritantes (a veces se puede realizar por congelación) en el tejido que rodea las varices hemorroidales internas. La cicatrización resultante de la reacción inflamatoria produce la fibrosis de las varices hemorroidales. Las recurrencias son del 50% de los pacientes. Se indica este tratamiento si las hemorroides son iniciales, no complicadas e internas. Las complicaciones del tratamiento de inyecciones son la infección y prostatitis aguda. 

El tratamiento quirúrgico se realiza por escisión de toda la mucosa que rodea a las hemorroides, produciendo un resultado excelente a largo plazo. La recurrencia es extremadamente rara, después de una hemorroidectomia practicada en forma adecuada.

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